Perionotas/El Universal
El esquema para combatir al narcotráfico debe cambiarse; no enfrentarlo sólo desde la lógica de las “cuernos de chivo”, sino desde un punto de vista integral que contemple educación, cultural y salud, asegura el investigador especialista en temas culturales y de narcotráfico del Colegio de la Frontera Norte (Colef), José Manuel Valenzuela.
“Anteriormente existía la creencia de que éramos un estado para el paso de la droga y no entendíamos el proceso de globalización que vincula este tipo de proceso y al final terminamos mordiéndonos la cola, en donde nos dimos cuenta de que es un asunto mucho más complejo que no se resolverá con más armas, y más policías”, dijo.
En entrevista con la corresponsal de El Universal en Mexicali, Baja California, Rosa María Méndez Fierro, el investigador del COLEF, dijo que además de tener al Ejército en las calles y aumentar el número de agentes policiacos, se deben implantar estrategias relacionadas con la educación, salud, economía y un marco jurídico.
Dijo que actuar sólo con operativos policiacos es reducir una problemática social.
“El narcotráfico está arraigado en varios elementos, como son situaciones de orden socioeconómico, que tiene que ver con la ausencia de opciones para la definición de proyectos de vida de sectores muy amplios de la sociedad, que encuentran una posibilidad de vida en estos grupos delictivos inmersos en el narco mundo”.
Otra dimensión, dijo el entrevistado, radica en el desdibujamiento del marco axiológico, donde la sociedad no percibe necesariamente el narcotráfico como “algo malo”, aun cuando siente parte de sus efectos colaterales, como la violencia, que cada vez amenaza de manera más directa su seguridad.
El tercer elemento, definió el investigador del COLEF, está donde en la relación de orden moral, donde la sociedad detecta diversos campos de complicidad.
“estamos construyendo un esquema de orden, donde para un amplio sector de la sociedad lo importante es obtener los productos publicitados de consumo y el éxito valorado por los medios a los cuales tenemos acceso”.
Valenzuela expresó que cada vez más opera una percepción social, que tiene como idea central obtener las cosas, sin importar cómo se llegue a ellas.
“Para usar una metáfora diremos que no importa cómo termines el maratón, lo importante es aparecer en la meta, con mucho dinero, hay una sociedad que publicita la lógica de la riqueza como sinónimo de éxito, al mismo tiempo que se excluye a la mayoría de la población de esas posibilidades”, comentó el investigador.
José Manuel Valenzuela es claro cuando asegura que hay toda una dimensión social que no está pasando por la criba de un cuestionamiento crítico respecto a qué sociedad estamos construyendo.
“Todos los elementos participan en una dimensión que no estamos considerando per se, porque al mismo tiempo consideramos que dentro de estos grupos delictivos están participando agentes de diferentes corporaciones policiacas”.
El integrante del cuerpo de investigadores del Colegio de la Frontera Norte consideró que la política para enfrentar el narcotráfico no es eficaz, ya que no está atendiendo el conjunto de dimensiones por las que atraviesa la producción, distribución y consumo de las drogas.
“Hay que revisar el marco desde el cual se construye el tema del poder enorme del narcotráfico, el cual está vinculado con la lógica desde la cual se construyen las estrategias para evitar el consumo de las drogas y los mecanismos para lograrlo, lo cual solamente ha logrado hacer sumamente poderoso a este grupo de delincuentes”.
Valenzuela explicó que a la par se deben revisar los recursos que se canalizan a la seguridad pública, ya que muchos de ellos se han desviado de rubros de mayor importancia, que son fundamentales en la misma tarea.
“Desde hace algunos años la tercera parte de los recursos para seguridad pública eran canalizados para el combate al narcotráfico, hay un desvío de recursos impresionante, pero si ese dinero se canalizara hacia aspectos de educación y salud pública habría otra situación”.
El entrevistado explicó que la idea no es pensar que en la escuela de Juanito es un lugar seguro, sólo porque su mamá fue y escuchó una plática.
“Con este tipo de anuncios nos damos cuenta de que no se está entendiendo nada, ya que las redes, las formas, lo espacios, las formas, las interacciones que están construyendo entre los narcos es mucho más complicado”.
Hay, dijo, un nivel de simplificación que trata de dar certeza, seguridad y calma a la sociedad, pero en un momento dado esta situación se difumina ante los eventos de enfrentamientos como los que estamos viendo en Baja California.
“Entonces nos preguntamos qué es lo que queda como fondo, porque si nosotros observamos que el director de la policía de la delegación de La Mesa, en Tijuana, va con cinco patrullas, que lo van cuidando y llega un comando y aun así lo asesina, hace que la ciudadanía quede ante un profundo vacío y sentimiento de vulnerabilidad”.
Valenzuela dijo que se está ante un problema grave, ya que un cinco por ciento de la población total se droga y el restante 95 por ciento paga los costos de inseguridad que genera esta lógica de consumo.